Usar la IA para solucionar un problema equivocado es errar el penal en el arco vacío.

Por Fabio Tarasow 

Las diferentes inteligencias artificiales generativas tienen un gran potencial en la educación si se utilizan con un criterio pedagógico que respete lo que sabemos sobre lo que significa enseñar y aprender, y qué es lo que vale la pena enseñar para formar ciudadanos. 

La palabra 'IA' se ha convertido en un imán de marketing en un mercado de tecnología educativa en declive. Cualquier producto puede etiquetarse como basado en IA, aunque no quede claro cuál es la función de la IA y cuánto aporta al resultado final. Por eso tenemos que ser cautelosos y analizar bien por qué, para qué y cómo se emplea la IA en educación.

Cada día estamos construyendo los criterios, explorando y descubriendo. Es un work in progress permanente. Implica equivocarnos, corregir, aprender y mejorar. Todavía no hay una palabra definitiva sobre qué significa utilizar inteligencia artificial en la educación. Y seguramente estás leyendo porque te hacés las mismas preguntas que nosotros.

Ya tenemos algunos buenos ejemplos de implementación con resultados prometedores, que podemos ver en la investigación que está realizando el PENT con Fundar. Pero hay otros que, amparados en el fetiche que provoca la IA, proponen usos poco útiles, inservibles, controversiales y hasta dañinos. 

En este sentido, al navegar por Twitter, encontré un video que promociona una aplicación capaz de tomar notas automáticamente durante una clase: https://x.com/LinusEkenstam/status/1735644355543621912?s=20

Me parece un caso interesante para analizar y desgranar algunas ideas.

El usuario muestra su satisfacción porque la aplicación puede tomar automáticamente notas de lo que el profesor está diciendo. “¡Qué bueno! Levantar las manos y el apunte se toma solo. ¡Esto es progreso y futuro!”

Sin embargo, ¿qué hace el alumno mientras el profesor explica? ¿Se libera de la carga cognitiva para profundizar en su atención? ¿O simplemente se distrae? A menudo, al automatizar una tarea y liberarnos de la carga cognitiva de realizarla, nos dedicamos a otra cosa, como mirar el celular. Hubo varios accidentes en coches con conducción automática donde el conductor debía supervisar las acciones del auto. Pero, ¿quién podría sostener la atención haciendo de cuenta que maneja, cuando es el piloto automático del coche el que realmente maneja? Como se comprobó luego de los accidentes, los conductores estaban prestando atención a otra cosa (o durmiendo). Si el alumno deja de tomar nota y apuntes, ¿a qué le dedica el espacio libre de su cabeza? Creo que hay una gran posibilidad de que le dedique tiempo a la pantalla del celular.

Esto nos lleva a la vieja discusión acerca de las ventajas de tomar notas manuales en papel, en comparación con hacerlo a través de un dispositivo digital tecleando y reescribiendo lo que dice el docente. Tomar notas a mano involucra un proceso cognitivo en el que se escucha, grafica, ordena y relacionan conceptos, mientras se aprende y estudia sobre el tema. Tomar notas en papel nos obliga a pensar en el tema, lo que significa que ya estamos aprendiendo. Si delegamos esa tarea cognitiva a una aplicación, salimos de la clase sin haber aprendido nada del tema. Solo quedarán unos apuntes ajenos generados automáticamente que tendrán que ser entendidos a la hora de repasar y organizar el tema. Además, si la toma de notas se realiza sin supervisión, ¿cómo podemos estar seguros de que la IA registró la información de manera correcta?

Podríamos argumentar que esta aplicación soluciona el problema de las clases expositivas y la falta de propuestas de actividades de aprendizaje diferentes a escuchar y exponer. Sin embargo, un buen profesor tiene la capacidad de organizar, estructurar y facilitar la comprensión de un tema a través de la exposición. La exposición del profesor no debería desaparecer sino equilibrarse con otras actividades. Así que esto no sería un problema.

Entonces, la idea de utilizar la IA para tomar apuntes automatizados aborda e intenta resolver un problema equivocado. Queremos que los alumnos escuchen, procesen, organicen y grafiquen lo que un profesor dice en el aula, ya que esto es crucial para su proceso de aprendizaje. Aprender es un trabajo que requiere paciencia, concentración, esfuerzo y motivación, incluso cuando lo que se debe aprender no resulta divertido ni entretenido. Por este lado, no parece que podamos encontrar los usos significativos de la IA en la educación.