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Bailando el uso de la Inteligencia Artificial en la Educación.

Opinión 29 de Noviembre de 2023

Por Fabio Tarasow 

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en la educación suscita una serie de preguntas: ¿Debemos regularla, debemos prohibirla? ¿Cómo podemos hacer un uso adecuado? ¿Cuál sería un uso valioso? La lista de interrogantes podría ser extensa. Sin embargo, las respuestas a estas preguntas no surgen en un vacío conceptual. Hemos construido marcos de referencia a lo largo del tiempo para comprender la inclusión de tecnologías digitales en la educación, y la IA no es una excepción. La IA, al igual que otras tecnologías educativas, debe ser un catalizador para generar experiencias de aprendizaje profundas y transformadoras, guiando a los estudiantes hacia una exploración más allá de sus límites, fomentando su curiosidad y capacidad para formular preguntas, plantear hipótesis y buscar respuestas. 

Acercar a docentes, estudiantes y futuros profesionales al conocimiento y uso crítico de esta tecnología es ofrecer un conjunto de herramientas que les permitan ampliar, enriquecer y fortalecer sus recursos cognitivos. Este uso o empoderamiento debe incluir también la reflexión crítica de la IA generativa, con el objetivo de comprender las características, posibilidades y falencias de la IA para reconocer sus limitaciones y  sesgos.

A pesar de este uso potenciador y enriquecedor de la IA en las aulas, persiste en el ámbito educativo la preocupación por encontrar el antídoto que permita detectar el uso de la IA. Así es que en el mercado existen diversas herramientas que prometen ser guardianes implacables para detectar el uso de la IA en los trabajos de los alumnos. Esto ejemplifica una solución tecnológica (errada) para un problema mal planteado. No buscamos restringir, sino estimular el uso de la IA. El problema no radica en el uso en sí, sino en el propósito detrás de su utilización, en encontrar como la interacción con la IA se convierte en un proceso de aprendizaje. 

El desafío, entonces, no es excluir, sino ser creativos para generar diferentes formas de generar experiencias de aprendizaje valiosas que incluyan la IA. Propongo un enfoque que denomino "ValsGPT", una metáfora que representa el vaivén de iteraciones significativas entre los alumnos y el ChatGPT (o cualquier otra inteligencia artificial generativa, ya sea de texto, imagen, etc.). El ValsGPT sigue el ritmo de "voy vengo, vengo y voy", donde cada movimiento impulsa un proceso de aprendizaje enriquecedor.

En el ValsGPT, el primer movimiento (voy) consiste en la consigna que el docente da a los alumnos para que acudan a la IA y soliciten algo. Este producto inicial se convierte en el insumo que los alumnos utilizarán para llevar a cabo acciones de aprendizaje, como verificar, cotejar, analizar, comprobar, contrastar, validar, justificar y problematizar entre otras.

Tomemos como ejemplo una tarea convencional como "Realiza un trabajo en el que expliques las causas de los movimientos revolucionarios de 1810". Esta tarea puede transformarse en un paso de ValsGPT. En el Paso 1 (Voy), se le pide a ChatGPT que escriba un trabajo que explique las causas. Luego, en el Paso 2 (Vengo), los alumnos toman este insumo y lo problematizan. Por ejemplo en este caso podría ser evaluar si aborda todas las causas, si están representados los puntos de vista de los diferentes actores sociales o constatar además que la información proporcionada es precisa.

La problematización de la respuesta de la IA puede tener diferentes niveles de complejidad. Cotejar y validar la información es una tarea que requiere menor compromiso cognitivo que, por ejemplo, evaluar un argumento o justificar. Aquí entonces el docente puede ir regulando la consigna tomando en cuenta la complejidad diversa de las acciones que se realizan con el insumo.

Pero la música invita a seguir bailando. Así, iniciamos un nuevo movimiento hacia la IA con el producto que ya ha sido resignificado y trabajado. En este otro ejemplo que tomo prestado a una colega que participa en el curso de IA y educación que estamos realizando en el PENT, podemos ver como se arma una secuencia de varios pasos Voy y vengo, voy vengo:

Es una consigna para alumnos de la carrera de Profesorado de Nivel Inicial, en la asignatura: TIC en la enseñanza

“- VOY: Preguntar a ChatGPT: ¿Qué tipo de recursos didácticos para el aprendizaje de sus alumnos puede crear un maestro de nivel inicial usando Dall-e?

- VENGO: Recibidas las respuestas: Analizar la pertinencia de cada una de ellas, fundamentando la conclusión en los conocimientos previos que ya poseen los alumnos sobre Didáctica general, Didáctica del nivel, Psicología del desarrollo, etc.

- VOY: Seleccionar uno de los recursos pertinentes y pedirle al ChatGPT que planifique una actividad de aprendizaje en la que se lo integre, detallando también sus objetivos.

- VENGO:

. Evaluar la planificación propuesta por el Chat determinando si existe alineación objetivos-actividad-recurso.

. Proponer una actividad distinta utilizando el mismo recurso.”

En este ejemplo, observamos cómo se logra generar un flujo de ida y vuelta entre la producción de la IA y el trabajo de resignificación y construcción de los alumnos.

Así, en el ir y venir, en el vengo y voy, a través de iteraciones los alumnos van realizando las diversas acciones cognitivas, y van construyendo su conocimiento, al tiempo que proponemos una experiencia de aprendizaje desafiante. 

Con este enfoque, no solo estamos generando una forma valiosa de incorporar la IA en el proceso educativo, sino que también fomentamos habilidades críticas en los estudiantes. Les permitimos interactuar de manera significativa y reflexiva con la tecnología. 

La música está sonando, ¡a bailar se ha dicho!

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