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Tener o no tener…

Prensa 28 de Marzo de 2017

Tener o no tener…

Inclusión digital: tener o no tener un smartphone no es la cuestión

* Por Fabio Tarasow

Los datos son contundentes, hay más líneas de celular en uso que habitantes de Argentina, y casi el 70% de la población utiliza los denominados “teléfonos inteligentes”. Estamos acostumbrados (¿condicionados?) a pensar cuando se trata de tecnología que más es mejor, y en esta carrera frenética de posesión y consumo no se nos permite una reflexión sobre lo que significa usar estos dispositivos y sobre el costo real que pagamos por ellos.

Los teléfonos “inteligentes” ofrecen infinitas posibilidades a las personas si éstas son capaces de empoderarse de la tecnología y sus capacidades. Para ello no sólo es necesario acompañar y apoyar la formación de los usuarios (ya que el “inteligente”, tiene que seguir siendo la persona)  sino también asegurar que que exista conectividad y que la calidad de la señal sea buena para permitir un intercambio de datos fluidos. Esto, lamentablemente, dista mucho de ser la situación en Argentina, donde existen grandes áreas sin cobertura, con señal inestable y de baja velocidad.

No poseer un teléfono inteligente no necesariamente significa ser un excluido del mundo digital. En la actualidad mantenerse fuera del alcance de las grandes corporaciones del mundo en línea  parece convertirse en un nuevo privilegio. Así lo demuestra el éxito fulgurante que tuvo la presentación del viejo Nokia 3310, un modelo de hace 15 años, en la Feria Mundial de Celulares que acaba de concluir en Barcelona. Un teléfono diminuto que solo sirve para hablar y mandar mensajes de texto, cuya batería dura semanas. Pensado para mercados con baja conectividad y acceso a la electricidad, este teléfono ha sido recibido con mucho entusiasmo por grupos de personas que viven en ciudades hiperconectadas y que deciden usar el privilegio de mantener su privacidad y anonimato en un entorno donde los smartphones tienden a hacerlos desaparecer.

En este sentido me parece importante abrir un debate amplio sobre los dispositivos tecnológicos que utilizamos, más allá del tamaño de la pantalla y la velocidad de navegación. Un debate que incluya el por qué el cuándo, el para quién. La inclusión digital no puede establecerse de manera binaria a partir de la posesión o no de dispositivos tecnológicos, ni por el acceso o no a la conectividad.  Debe entenderse con un marco más amplio que incluya la comprensión, el uso crítico y potenciador de las capacidades  tecnológicas y un debate siempre abierto sobre lo que sucede en los entornos digitales.

Ver la versión publicada aquí:

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Foto: Andri Koolme Huawei Mate 9 vía photopin (licencia)

 

 

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