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Gran Hermano viaja en colectivo

Propuestas 2 de Septiembre de 2009

Gran Hermano viaja en colectivo

El SUBE (Sistema Único de Boleto Electrónico) anunciado por el Gobierno hace unos meses en febrero y puesto en marcha el último junio apenas para las líneas del subte (que ya contaba con un par de sistemas Monedero y SubteCard), algunas líneas de tren y seis líneas de colectivo sigue allí tres meses después.

Obsesionado por estar en la última tecnología del viaje en el transporte público me acerqué a los puntos de entrega gratuita de la tarjeta. Luego de ver varias largas hileras pude finalmente hacerme de la preciada pieza con banda magnética y microchip.

Mi primera sorpresa fue que me pidieran muchos datos personales, pero las gentiles promotoras me explicaron que era por mi seguridad, en caso de perderse, podría recuperar el crédito que tuviera, pero al preguntarle si podía darme otra para mi esposa me indicó que las tarjetas eran personales y cada titular debía obtener la suya propia.

Y ahí comenzó mi paranoia, mientras me encaminaba hacia el centro de carga recordaba las novelas de ciencia ficción, con 1984 a la cabeza, y en el avance del Gran Hermano, junto con las cámaras callejeras.

En breve no será extraño que en un centro de monitoreo alguien se pregunte: -¿donde estará Nicolás?

Y le respondan: -se acaba de subir al 152 (coche 14) en Retiro y sacó boleto de $1,20.

- Bueno, mirá las cámaras del colectivo y avisame cuando baja y seguilo con las cámaras de la calle...

Demás está decir que procesar los itinerarios electrónicamente es sumamente barato.La imaginación siguió pero no quisiera arrastrarlos a semejante sensación. Es por eso que, conversando con mi hermano, se nos ocurrió que había una solución: masivo intercambio de tarjetas de manera periódica, total el riesgo es perder unos pesos que hayamos cargado si nos roban la tarjeta o si se arruina. Recordando la propuesta pedagógica de nuestra compañera Valeria Odetti, podríamos denominarlo Chancho SUBE, esta vez no para evitar al inspector (increíblemente siguen subiendo a los colectivos y picando cándidamente los boletos microscópicos que entregan las máquinas a partir de la crisis del 2001) sino para evitar a los ojos que todo lo ven.

No quiero ni imaginar si esos datos caen en manos non sanctas!

Es evidente que muchos de nuestros datos distan de ser privados, resúmenes bancarios, de tarjetas de crédito, compra y venta de propiedades, compras con medios electrónicos varios son desde hace bastante accesibles a más gente y sistemas de los que nos gustaría, pero agregar el transporte público a estos datos es demasiado. ¿No les parece? Hasta la próxima.

 

Nicolas Pedregal es integrante del equipo del PENT

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