En el mismo lodo todos revolcados

La semana pasada pude finalmente ver "Entre les murs", esta película francesa que ha llegado a nosotros con muy buenas recomendaciones. Claro que las credenciales sirven de poco cuando la contraponemos con la percepción y el conocimiento de la realidad que podemos tener los docentes que trabajamos en las escuelas.

El cuadro que describe la película, bien puede aplicarse a Paris, el Bronx, la ciudad de Buenos Aires o el conurbano. Sin duda la película hace muy bien en abrir constantemente el signo de pregunta sobre la posibilidad que tiene la escuela (o más bien esta escuela que conocemos) para tender puentes entre estos continentes que se mantienen a la deriva cada vez con mayor aceleración. Algo que resulta muy evidente al mirar la película es la diferencia que esconden los conceptos que son representados por las mismas palabras y que por lo tanto creemos que refieren a lo mismo. Veamos los docentes de este colegio parisino. Parecen estar a tiempo completo en la misma escuela, tienen muchas instancias de reunión, de trabajo institucional más allá de las horas frente al grupo. Es interesante descubrir todos los espacios de trabajo de la comunidad institucional que se dan al interior de esa escuela.

Sin embargo, toda esa envidia por las posibilidades y herramientas por los docentes de allá, se me desvanecieron cuando vemos la propuesta que llevan al aula. ¡Qué poca creatividad, ingenio para romper con la herencia de un liceo tradicional, de clases frontales! ...

Fue entonces que me sentí orgulloso de muchas experiencias que conozco de nuestros docentes locales, que lejos de tener esas condiciones de trabajo, son capaces de generar propuestas innovadoras con o sin TIC y que logran producir un vínculo diferente entre alumnos y conocimiento.

No quisiera entrar en el debate profundo sobre si la enseñar las conjugaciones es la estrategia más conveniente para que la escuela cumpla este rol de igualar las oportunidades para todos. Solo quiero enfocarme en la escena (tal vez la que más concierne en este espacio) que es la del triste, lateral, y olvidable inclusión de las TIC en la propuesta: transcribir en el procesador de palabras (¿me pareció Word?) una producción que los alumnos ya habían escrito en el papel. Qué triste. Pudiendo hacer y construir tantas cosas diferentes..... Caímos en un viejo lugar común.

En la escena queda también esbozado, algo que podríamos pensar como obvio, pero que sólo queda mencionado: el cambio de vínculo de los alumnos frente a la producción escolar, y el cambio de relación de la escuela frente a la producción de algunos alumnos. Vimos cómo un alumno "problemático" pudo enorgullecerse frente a su producción y no quedarse estigmatizado siempre en el mismo rol. Esta línea argumental no fue profundizada (por supuesto, el guión no era un trabajo práctico para el Posgrado de Nuevas Tecnologías) pero al menos nos abre una punta de posibles incorporaciones más creativas y productivas.

Pero mirándolo desde otra perspectiva, esta misma propuesta podría prestarse para el debate... ¿Debemos conformarnos sólo con producciones visuales o multimediales, y relegar la posibilidad de elaborar un discurso textual complejo? ¿No estaríamos convalidando la pobreza de la expresión escrita, y de este modo quitando posibilidades en lugar de ofrecerlas?... Y en todo caso esta dicotomía entre las posibilidades TIC y la conjugación del imperfecto del subjuntivo es una trampa del guión de la película o es una trampa en la que nos encontramos en la tarea diaria de nuestras escuelas.

En fin, el debate está abierto y quienes cursan el Posgrado tendrán mucho hilo para el debate.