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A las armas las carga el diablo. OLPC primera parte

Opinión 18 de Octubre de 2009

Hace tiempo que tenga ganas de escribir obre el programa OLPC, sus hermanos, primos y vástagos de toda calaña. Cada vez se hace un tema con más aristas y las ideas se van acumulando sin que llegue nunca a terminar de elaborar un paper orgánico al respecto, de modo que decidí ir fragmentando las ideas y compartirlas con la comunidad a través de diferentes posteos. He aquí la primera de ellas.

Es común señalar que las computadoras por si mismas no enseñan nada. Lo cual es cierto, pero no del todo. No quisiera parecer redundante, pero sigue siendo conveniente recordar que la sola presencia de las computadoras no son razón suficiente para mejorar y estimular aprendizajes vinculados a contenidos curriculares. Ni siquiera para motivar, ni para divertir, ni hacer más entretenido el aprendizaje.

Pero también hay cosas que que una computadora nos cuenta (y nos enseña) con su sola presencia: la computadora es un artefacto resultante de un proceso a través del cual llegó a ser lo que es y a ser usada como la usamos. Tiene una forma, un color, una textura.. (lo que vemos en la actualidad es el resultado de la resolución de diferentes tensiones, discusiones y ensayos a lo largo de su historia, pero bien podría haber sido otra cosa). El objeto en si mismo condensa sus cicatrices históricas: ¿por qué es así y no de otra manera?, ¿por qué la utilizamos de esta forma y no de otra? La presencia de la computadora nos permite hacer todas estas inferencias y ¡eso que aún ni siquiera la hemos enchufado!

Desde el momento que la encendemos y la pantalla empieza a parpadear, la cantidad de mensajes que la maquina emite aumenta exponencialmente. Al iniciarse la computadora responde a una forma de programación, se ejecuta un sistema operativo y se pone a disposición del usuario una gran cantidad de programas. Cada uno de estos elementos de la enumeración (y otros omitidos), son resultado de este interjuego de construcciones y tensiones. Son resultado de un proceso de construcción tecno-social. No aparecen en el olimpo de la tecnología y se nos ofrecen como soluciones mágicas y divinas. Son producto de un proceso donde las opciones y soluciones podrían haber sido diferentes. Por lo cual, el significado del aparato (lo que el aparato es y significa para nosotros) también podría haber sido diferente.

Así, al prender la computadora, podemos saber cosas del usuario o propietarios de esa máquina, como podríamos saber algo acerca de él mirando la ropa que elige para vestirse o sus accesorios. Con el ejemplo de la ropa nos es fácil porque nos resulta natural pensar que hay diferentes opciones para vestirse y que uno elige lo que considera adecuado y pertinente de acuerdo a cada ocasión. Lo importante aquí, es que sabemos que lo que viste una persona es resultado de una elección y que los criterios de elección nos pueden contar acerca de la persona.

De la misma manera, cuando la máquina arranca y vemos el isologo de las ventanitas, deberíamos pensar que esa aparición es producto de una decisión... porque sabemos que también podríamos estar viendo al pingüino de Linux, y que alguien tomó la decisión de hacerla funcionar con un sistema operativo y no con otro. Lo que me preocupa es que mucha gente, no tenga idea de que las ventanitas es solo un de las maneras posibles de usar la computadora. Lo mismo para muchos de los programas que utilizamos para resolver nuestras tareas. Usamos uno de manera natural, porque estaba allí, porque se bajó solo, porque lo instaló el técnico o porque me lo recomendó un amigo, pero vale recordar que siempre en general tenemos otras opciones de utilizar otros programas para hacer las mismas tareas. Entiéndase que no estoy demonizando a las ventanitas, sino simplemente recordando que las ventanitas son una de las opciones posibles.

Una máquina entonces, con sólo encenderla, está emitiendo un mensaje político (¡Bilgueit bilgueit, qué grande sos!) Un mensaje que cuenta qué decisión o camino tecnológico es convalidado.

Entonces es el momento que nos preguntamos cuál es el mensaje "político tecnológico" que transmitimos cuando equipamos a las escuelas con computadoras. Sin duda el tema es escabroso y lleno de ángulos que pueden dar para discutir y argumentar durante mucho tiempo. A sabiendas de esto, creo que es conveniente orillar algunas reflexiones sobre el tema ahora que nuevamente el tema de los programas de computadoras 1 a 1 (entre ellos el OLPC) está sobre el tapete.

Entonces algunas consideraciones para empezar a sazonar el debate. Sobre el proyecto OLPC podrían escribirse ríos de tinta, sobre su utopia o su fracaso, o sobre la posibilidad o imposibilidad de llevarlo a cabo. Pero existe un elemento de la concepción del proyecto que me gustaría señalar en este momento del debate, no es el único, pero es pertinente en este momento. El proyecto se propuso ofrecer las computadoras cuyo sistema operativo es diferente al usado por la mayoría de nosotros. No se basa en la metáfora del escritorio y está asociado a la idea de redes y colaboración con pares. Es además un sistema operativo de código abierto. Esta idea no es caprichosa ya que una computadora con ese software propone ciertamente al usuario una manera diferente de relacionarse, de acceder y de apropiarse de la tecnología. Al tener el código disponible las computadoras no son cajas negras misteriosas, sino que el modo de funcionamiento es público, modificable y perfeccionable.

Entonces podríamos preguntarnos: ¿Es lo mismo repartir máquinas de OLPC que otras máquinas basadas en Windows? ¿Es sólo una cuestión menor el reemplazar el sistema operativo original de las OLPC por Windows? Claramente no.

Al repartir una u otra máquina estamos naturalizando dentro de la escuela una manera entender la computación. Si la escuela naturaliza Windows, está ayudando a naturalizar una forma de entender la computación que es la forma predominante y hegemónica en este momento.

Podemos entonces debatir y preguntarnos si la escuela debería ser el lugar donde validar modelos económicos y estas posiciones de mercado dominantes, o cómo debería ayudar a formar ciudadanos con posibilidades y criterios de elección. El párrafo y la idea suenan románticos pero no deberíamos perder el ideal. Creemos que el paso por el sistema educativo debería ayudar a formar ciudadanos libres y responsables y no solamente excelentes asistentes que manejen Word a la perfección.

Fuente de la imagen: https://www.speranzaonline.com/ProdImages/gunvase.jpg

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